lunes, 31 de agosto de 2015

Revisando a Walter Benjamin (3)

Como reseñé en las publicaciones anteriores, el texto La obra de arte en la época de la reproducción técnica de Walter Benjamin, publicada en 1936, formula varios planteamientos en torno a la creación elaboración, percepción y comprensión de las obras artísticas desde el punto de vista cultural, histórico e incluso social. En este ensayo desarrolla la idea del "aura" de la obra de arte, y lo que significó ésta en la comprensión del mundo sensorial hasta el siglo XIX. El aura hace única a la obra y le da su valor propio como forma de expresión original. Pero la industrialización que va a abarcar todas las manifestaciones de occidente afectará también la unicidad de esas obras. Dice Benjamin:
Al irrumpir el primer medio de reproducción de veras revolucionario, a saber la fotografía (a un tiempo con el despunte del socialismo), el arte sintió la proximidad de la crisis (que después de otros cien años resulta innegable), y reaccionó con la teoría de «l'art pour l'art», esto es, con una teología del arte. De ella procedió ulteriormente ni más ni menos que una teología negativa en figura de la idea de un arte «puro» que rechaza no sólo cualquier función social, sino además toda determinación por medio de un contenido objetual.
Según esto hay dos consecuencias de poder reproducir la obra de arte por vías mecánicas o técnicas, como la foto, la imprenta o el cine. Una es la que resulta de la misma respuesta creativa (la búsqueda de un nuevo arte, un arte por el arte, un arte abstracto más allá de la significación) y la otra es que el arte se politiza y se cosifica. Parece que la consecuencia de la pérdida del aura es la politización del arte. Dice: "En el mismo instante en que la norma de la autenticidad fracasa en la producción artística, se trastorna la función íntegra del arte. En lugar de su fundamentación en un ritual aparece su fundamentación en una praxis distinta, a saber en la política". Es decir, cuando un arte como el cine no puede producir valores cultuales por definición (porque estaban basados en la singularidad), produce un valor intrínsecamente político. Benjamin así define los contornos del sentido del arte: el arte no puede reclamar su autonomía frente a una tecnificación que es inevitablemente política. Por supuesto que esto es discutible, pero bajo la mirada marxista hay un factor de valorización de la obra ajeno a su propio origen y contenido.

Una de las consecuencias de la reproducción es la masificación. En esto va a coincidir con las ideas de la escuela crítica de Frankfurt, que posteriormente hablará de industria cultural y cultura de masas, tal como las definen Theodor Adorno y Max Horkheimer. Ello cambia toda percepción estética y toda forma "ritual" o "ceremonial" de aproximación a la obra de arte. En la próxima publicación veremos las consecuencias que esta multiplicación trae según el punto de vista crítico de Walter Benjamin.


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