viernes, 15 de septiembre de 2017

Primeridad, Segundidad, Terceridad

En la publicación anterior me referí a la idea de faneroscopía, que es un método descriptivo que propone el filósofo estadounidense Charles Sanders Peirce para explicar su concepto de Fanerón, que dentro de su aproximación pragmatista a la compresión de lo real, es la presencia mental de lo percibible. Siendo un Fanerón fenómeno que se nos aparece en la mente al ser percibido, su comprensión pasa por el proceso de traducción por los signos. Este proceso implica tres categorías; así los fanerones se dan de tres maneras y un mismo objeto puede participar de las tres categorías: 

Primeridad: es el modo más amplio de Fanerón, el que entiende a las cosas en términos de sensaciones o cualidades generales. Por ejemplo: "lo verde". Esa especie de idea que podamos tener de ese color, pero sin asociarlo directamente a un verde concreto o a una construcción cultural concreta de lo que pueda simbolizar el color verde. A este tipo de Fanerón corresponden las "simples sensaciones de algo," a las que experimentamos pero aún no podemos catalogar de manera concreta. 

Segundidad: es el modo de lo que existe en el aquí y el ahora, lo que se percibe. Por ejemplo: "una luminaria verde". Cuando simplemente percibimos un objeto concreto, o una manifestación específica de algo, estamos en el ámbito de la Segundidad. "Ahí hay una luz verde, en un círculo que forma parte de un objeto con tres luces, que es un rectángulo de tales proporciones y con esas condiciones determinadas". 

Terceridad: es el modo de lo que es norma cultural, de lo que es ley. Por ejemplo: "una luz verde es símbolo de paso seguro", si forma parte de un semáforo. Cuando un Fanerón pertenece a esta categoría, quiere decir que lo experimentamos asociándolo con normativas culturales que lo marcan teniendo un significado y no otro. Para Peirce, la Terceridad es el ámbito de la ley cultural, del hábito, del lenguaje, de las convenciones. 

Estas clasificaciones forman parte de las propuestas triádicas de Peirce, que explican, en mucho, su concepción del mundo, y que sustentan su filosofía y su semiótica, que se estudian como parte importante de los procesos de comunicación.


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